Aceite esencial de lavanda, básico en tu botiquín natural.

La lavanda, con su inconfundible aroma dulce y floral con ligeras notas herbáceas, nos transporta a prados teñidos de violeta, evoca recuerdos pasados y momentos de calma. Su fragancia, además de ser muy agradable, tiene un efecto calmante y relajante sobre nuestras emociones; invita a la tranquilidad, ayuda a reducir el estrés, la ansiedad y promueve un descanso reparador.

El aceite de lavanda es mucho más que un aroma relajante; es un remedio natural versátil y eficaz para tratar pequeñas heridas, quemaduras y rozaduras, ayudando a acelerar la cicatrización y aliviar el dolor. Además, su capacidad como regenerador promueve la reparación de los tejidos dañados y reduce marcas y cicatrices en la piel.

Gracias a su potente efecto antiinflamatorio y calmante, también es útil para aliviar golpes, dolores relacionados con reumatismo, artritis o tendinitis, e incluso para calmar dolores de cabeza.

En el cuidado de la piel, el aceite de lavanda es un excelente equilibrador, por lo que es adecuado para el cuidado e hidratación tanto de pieles secas como grasas. En particular, es muy efectivo para tratar el acné, ya que regula la producción de grasa mientras combate bacterias y reduce la inflamación, dejando la piel sana y equilibrada.

Este versátil aceite es también un ingrediente perfecto para elaborar cosmética casera. Su suave fragancia y propiedades, aporta un delicioso toque aromático y relajante a tus lociones corporales,  jabones o velas aromáticas.

SOBRE EL CUERPO:

Antiséptico

Analgésico-calmante

Antiinflamatorio

Regenerador celular, cicatrizante

SOBRE LA MENTE:

Relajante

COSMÉTICA NATURAL:

Hidratante

Regulador/equilibrador

Eficaz contra el acné